Wednesday, February 1, 2012

Apocalipsis chavista

Millones de personas, entre ellas mis compatriotas venezolanos, esperan o creen que durante el presente año se acabará el mundo, según la interpretación de una profecía maya que indica que el 21 de diciembre dejaremos de existir. Yo estoy seguro de que algún día poblados enteros o países desaparecerán de la faz de la tierra, por diversas causas, celestiales o humanas, y en particular creo que en mi tierra natal, Venezuela, la devastación puede llegar definitivamente el 7 de octubre. Esa fecha, cuando están pautadas las elecciones presidenciales, significará mucho sobre todo para casi la mitad del país, o dicho en números, cerca de 15 millones de personas que desde 1998, cuando

Chávez asumió el poder, han esperado una señal apocalíptica que les indique el momento del epílogo de un país asfixiado por una revolución socialista que desde sus inicios comenzó a acabar con todo y que de ganar los próximos comicios perpetuará la destrucción del dictador por una eternidad. Ese grupo de venezolanos opositores, que según las encuestas alcanza un 49 %, está convencido de que si gana el presidente Chávez, no habrá más oportunidad para el crecimiento de los suyos, (negocios, familia, estudios), y que lo que se vivirá en las calles de Venezuela será la pérdida de los pocos espacios democráticos que el gobierno chavista ha permitido subsistir estos 13 años. Para los empresarios antichavistas, será el fin de sus empresas. A estos, no sólo les han quitado los dólares para sus exportaciones e importaciones.

A la gran mayoría, maltratada por años, le impedirán cualquier tipo de privilegios, incluso sacar del país sus dividendos y los obligarán a mantenerlos en Venezuela, donde como es sabido, la banca está bajo control del oficialismo, por lo que obviamente el dinero proveniente de sus ganancias será prácticamente de Hugo Chávez y se manejará a su antojo. Los dueños de medios impresos, radiales y televisivos tendrán que entregar el mando oficialmente al gobierno, ya que ni la autocensura les servirá para mantenerse a flote. Los colegios privados, que son mayoría en esa nación, perderán terreno y tirarán la toalla y en ese apocalipsis chavista sólo destacará la obra del comandante Hugo Chávez e incluso los textos escolares serán modificados y la historia cambiada para favorecer la aprobación de la revolución del siglo XXI en las futuras generaciones .

Las familias también terminarán de ser destruidas en este apocalipsis chavista, ya que muchos de sus miembros seguirán huyendo de la inseguridad, desempleo y la falta de oportunidades de ese país sudamericano y muchos tomarán rumbo incierto a cualquier destino del planeta, y quizás sea la última vez que muchos le vean las caras a sus seres más queridos, por lo menos en esta vida. Los profesionales en general verán acabadas las posibilidades reales de ejercicio y se replantearán nuevas formas de vivir o sobrevivir a esa hecatombe política.

La salud será uno de los grandes y más graves problemas de esa nación y cualquier simple enfermedad pudiera terminar en una pandemia ya que los médicos desde hace rato han huido y los pocos que quedan, que para garantizar que no sigan emigrando, el gobierno chavista les niega ahora la entrega de sus títulos universitarios, para que no puedan revalidarlos en el exterior y se vean así obligados a realizar su ejercicio profesional en Venezuela. Estos galenos verán contadas las horas para seguir en su profesión ya que la mayoría no soporta que por la ineficacia de la revolución, no haya ni jeringas ni alcohol o simplemente algún calmante.

Los líderes opositores tendrán que pasar a la clandestinidad y su lucha no será fácil, pero si trabajan unidos podrán sumar más voluntades para que algún día hagan resurgir de las cenizas a la nueva Venezuela luego de tanta destrucción. No puedo olvidarme de la otra mitad del país, ese 51 por ciento de venezolanos que está hoy con Chávez. Ellos también acabarán arrastrados y sufrirán los mismos males que el resto de sus compatriotas. Se verán afectados por la mismas carencias y miserias y también serán víctimas de la hecatombe chavista.

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